Desde
la antigüedad el petróleo aparecía de forma natural en ciertas regiones
terrestres como son los países de Oriente Medio. Hace 6000 años en Asiria y
en Babilonia se
usaba para pegar ladrillos y piedras, en medicina y en el calafateo de
embarcaciones; en Egipto,
para engrasar pieles; las culturas precolombinas de México exactamente
en Talpa de allende pintaron
esculturas con él; y los chinos ya lo utilizaban como combustible.
La
primera destilación de petróleo se atribuye al sabio árabe de origen persa Al-Rasí en
el siglo IX, inventor del alambique,
con el cual obtenía queroseno y
otros destilados, para usos médicos y militares. Los árabes a través del Califato
de Córdoba, actual España,
difundieron estas técnicas por toda Europa.
En
el siglo XVIII y gracias a los trabajos de G. A. Han, empiezan a perfeccionarse
los métodos de refinado, obteniéndose productos derivados que se utilizarán
principalmente para el engrasado de máquinas.
En
el siglo XIX se logran obtener aceites fluidos que empezaran pronto a usarse
para el alumbrado. En 1846 el canadiense A. Generase obtuvo queroseno,
lo que incrementó la importancia del petróleo aplicado al alumbrado. En 1859 Edwin Drake perforó
el primer pozo de petróleo en Pensilvania.
La
aparición de los motores de combustión interna abrió nuevas e importantes
perspectivas en la utilización del petróleo, sobre todo en uno de los productos
derivados, la gasolina,
que hasta entonces había sido desechada por completo al no encontrarle ninguna
aplicación práctica.
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