Exploración. Implica la búsqueda de yacimientos
petrolíferos, así como el uso de técnicas geológicas de campo y de laboratorio
con el fin de probar y calcular las posibles reservas que contienen.
El petróleo puede estar en el mismo lugar donde se
formó (en la “roca madre”) o haberse filtrado hacia otros lugares (reservorios)
por entre los poros y/o fracturas de las capas subterráneas.
Por eso, para que se den las condiciones de un
depósito o yacimiento de petróleo, es necesario que los mantos de roca
sedimentaria estén sellados por rocas impermeables (generalmente arcillosas)
que impidan su paso. Esto es lo que se llama una “trampa”, porque el petróleo
queda ahí atrapado.
Uno de los primeros pasos en la búsqueda del
petróleo es la obtención de fotografías o imágenes por satélite, avión o radar
de una superficie determinada. Esto permite elaborar mapas geológicos en los
que se identifican características de un área determinada, tales como
vegetación, topografía, corrientes de agua, tipo de roca, fallas geológicas,
anomalías térmicas… Esta información da una idea de aquellas zonas que tienen
condiciones propicias para la presencia de mantos sedimentarios en el subsuelo.
El pozo se construye perforando un
agujero de 127 a 914,4 mm de diámetro en el suelo mediante una torre de perforación que hace girar una línea o sarta con
una broca en su extremo. Luego de completada
la perforación, se introduce una cañería de diámetro levemente inferior al de
la perforación, lo que permite sellar con cemento el resto del pozo. Este caño camisa provee
integridad estructural a la obra, y al mismo tiempo permite aislarla en
relación a zonas de alta presión que pueden resultar potencialmente peligrosas.
Completado el encamisado, la perforación
puede llevarse a mayores profundidades con una broca más pequeña, repitiendo
luego el proceso con un encamisado de menor diámetro. Los pozos modernos suelen
incluir de dos a cinco conjuntos de encamisados de diámetro descendente, para
alcanzar grandes profundidades.
Para perforar el pozo:
·
La broca de
perforación, empujada por el peso de la sarta y las bridas
sobre ella, presiona contra el suelo.
·
Se bombea
fluido de perforación («mud») dentro del caño de perforación, que
retorna por el exterior del mismo, permitiendo la refrigeración y lubricación
de la broca al mismo tiempo que ayuda a elevar la roca molida.
·
El material
que resulta de la perforación es empujado a la superficie por el fluido de
perforación, que luego de ser filtrado de impurezas y escombros es rebombeado
al pozo. Resulta muy importante vigilar posibles anormalidades en el fluido de
retorno, para evitar golpes
de ariete,
producidos cuando la presión sobre la broca aumenta o disminuye bruscamente.
·
La línea o
sarta de perforación se alarga gradualmente incorporando cada 10 m un nuevo
tramo de caño en la superficie. Las uniones entre segmentos presentan desde dos
juntas para caños de menor diámetro, hasta cuatro en los mayores.
Todo el proceso se basa en una torre de
perforación que contiene todo el equipamiento necesario para bombear el fluido
de perforación, bajar y elevar la línea, controlar las presiones bajo tierra,
extraer las rocas del fluido, y generar in situ la energía
necesaria para la operación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario